Rai Lomer

¡Hola! Soy Rai Lomer. De entrada seguro que esto te va a parecer largo y sin interés, pero créeme, merecerá la pena.

Podría empezar hablando sobre lo buenísimo que soy haciendo marketing, mis estrategias, mis logros, mis servicios y todas esas mierdas que hacen todos y que te aburren y que das por hecho que voy a venderte, pero no, mejor dejarlo para luego, o si tienes mucha prisa y te mueres por saber qué vendo o qué puedo hacer por ti, haz click aquí (que no creo que lo hagas, pero por si cuela, cuela). Por ahora, lo que quiero contarte es que soy un tío super normal, pero con un afán de enfermizo de emprender.

Ese afán enfermizo de emprender me ha traído hasta aquí, y hasta ti, y también es lo que me ha hecho tener éxito en mi vida (y algún que otro batacazo gordo).

Y ahora dirás, otro que me va a contar que se levanta a las 5 am y que va al gimnasio y que puedo conseguir todo lo que me proponga… pues si y no: SI, me levanto a las 5 am, pero NO para hacer Burpees – aunque reconozco que debería empezar a hacerlos -, sino porque soy un procrastinador nato y así aprovecho mejor el día.

Te cuento rápidamente: Mi primer trabajo, sin ser podador, fue con 16 años podando naranjos. Para que te hagas la idea, 44ºC a pleno sol en agosto, no es lo que se dice un trabajo guay para un chaval de 16 años (pon tú a un chaval de los de hoy en día a hacer eso y verás cómo te denuncia por sadismo).

Después de eso, otro curro guapo: jardinero (sin ser jardinero) en un cortijo enorme que era un desierto, con 17 años.

Luego conseguí (por enchufe) el mejor trabajo de la tierra: botones en un hotel. Era la envidia de mis compañeros porque me llevaba todas las propinas porque “sabía venderme” (un día contaré el caso de una superpropina que conseguí simplemente por ser avispado, pero eso te lo contaré si te apuntas a mi newsletter aquí).

Luego vinieron un carrusel de trabajos como vendedor en tiendas como MediaMarkt, Vodafone, Phone House, Orange, El Corte Inglés… así hasta que me harté, y con 25 años decidí empezar mi propio negocio de… diseño de páginas web. Brillante idea.

Como tenía la urgencia del dinero (estaba casado hacía 3 años, alquiler, cuota del coche, trampas, facturas… vamos lo que tú ya sabes bien), en lugar de captar mis propios clientes, me tiré 7 años trabajando como freelance para otras agencias, en plan Quasimodo, encerrado en el campanario, con las típicas clausulas de confidencialidad que, cual Juez Frolo, me impedían mostrarme al exterior. Alguna que otra web que luego se hizo famosa hice… pero claro, el mérito para otros.

No puedo decir que no gané dinero, gané mucho, porque trabajaba para unas 15 agencias a la vez y la verdad es que nunca faltaba el trabajo, porque además, como he dicho en el primer párrafo sutilmente y como quién no quiere la cosa, soy buenísimo haciendo marketing, pero no bueno en plan “qué bien lo hace” sino bueno en plan “este sabe lo que habla, lo ha vivido”, pero la verdad es que aunque ganaba dinero no era feliz, por el simple hecho de que yo sabía que podía dar más, que podía hacer más…

Muchas veces hacía campañas de Meta Ads o Google Ads para los clientes de estas empresas y me enfadaba, porque pensaba: ¿quién porras ha asesorado a este pobre alma de que haga esta campaña de anuncios de pago que no van a funcionar ni aunque se gaste los ahorros de su vida? Me di cuenta de que la mayoría no quería ayudar, sólo querían dinero. Así que estaba ya asqueado de todo.

¿Y qué me dio por hacer? Cambiar de sector, implementando mis conocimientos en marketing digital: Crear una empresa de limpieza y que nos contrataran de manera online… y pasé de tener 0 a 7 empleados en 2 meses, empezamos a crecer hasta 12 empleados en un año,  y comencé a ganar mucha más pasta de la que podía esperar, la verdad es que en ese momento me sentía el rey: buena facturación, yo en mi despacho solo atendiendo al teléfono y haciendo el marketing de mi empresa… tenía a toda mi plantilla trabajando con sueldos por encima del convenio, todos los días nos llegaban currículums de gente asqueada de trabajar en su empresa de limpieza actual…

Pero era 2019 y el sueño duró poco. Llegó 2020 y… fin.

Así que vuelta a mi “apasionante” vida de freelance Umpa Lumpa Quasimodo, haciendo cosas muy buenas (venga  va, si ya te has aburrido ve a ver lo que puedo hacer por ti, pero si no te has aburrido te aconsejo que leas hasta el final porque ahora viene tooooda la salsa) pero sin aparecer en los créditos – si eres freelance y trabajas así me estarás entendiendo -, y entonces… ahora viene la BOMBA.

En 2021 decidí investigar un mercado prohibido y oscuro, diría yo que rozaba lo tenebroso: las criptomonedas. Pero no Bitcoin y Ethereum como hace la gente normal y sensata no, yo invertía en plan bizarro en shitcoins que sólo subían su precio hasta que se morían… una de esas shitcoins fue Shiba el primer día que salió al mercado (el que entiende, entienda)… total que me hice rico de la noche a la mañana, sin más.

La cosa fue que en ese momento, meter dinero de las Criptos en España estaba complicado, sobre todo cuando era tanto dinero, por el miedo y la reticencia de los bancos. No me dejaban comprar casas ni meter grandes cantidades en el banco, así que dije: bueno, ya se regulará todo. Y seguí mi vida, con lujos, con gastos estúpidos, comidas carísimas, joyas, viajes, ropas, Jordans, coches… (todo esto lo podía hacer porque o bien pagaba con la tarjeta VISA de Binance, o cualquier otro exchange, o bien pagaba haciendo transferencias con criptomonedas en las concesionarios de coches que si permiten estas transacciones en España).

Mi punto más álgido, fue cuando pagué las deudas bancarias de mis padres y les regalé un coche nuevo, recién salido del concesionario, el coche que ellos eligieron, el que les gustaba, sin mirar precio. Era lo mínimo que podía hacer por ellos después de toda una vida ayudándome, apoyándome y socorriéndome cuando me hacía falta. Nada me hizo más feliz que ese momento, el de ver a mis padres bien. 

Podría decir que todo lo que había soñado en la vida lo había conseguido y que debería estar feliz por ello. Pero la verdad es que no era feliz, el dinero nunca me dio la felicidad, los gastos excesivos no me hacían feliz.

Había dejado de tener propósito y proyecto, me había relajado, no tenía plan de vida, me había pasado el juego, era libre financieramente… pero era esclavo, esclavo de mi mismo, esclavo del egoísmo, un egoísmo que aunque a veces aplacaba con donativos generosos (lo que me permitía el banco), pero no era yo. Yo era trabajador, luchador, peleón… no un holgazán adinerado con gustos caros. No, el dinero no da la felicidad.

Me dieron varias crisis de ansiedad y paranoia, muchas noches en el hospital creyendo que me moría (qué mala es la mente), hasta que mi médica me dijo: Rai, tienes que ocuparte en hacer cosas, tienes que hacer un proyecto, montar un negocio, hacer algo… y eso fue lo que hice. Algo.

Tuve la genial idea de montar una tienda de chocolates y frutos secos con chocolate – valga la redundancia – en mi ciudad. En el mejor sitio de la ciudad. No me importaba el dinero, daba igual lo que me gastara, yo tenía mi proyecto. Mi megalomanía paranoide me hacía pensar que ese proyecto acabaría siendo una gran franquicia que expulsaría a Belros de los centros comerciales… pero me topé con la realidad, la realidad es que monté un negocio muy bueno, pero que no era necesario, nadie lo había pedido (oye, que ya aprendí de la experiencia, y si quieres no cagarla tú también con ideas que no van a ningún lado, suscríbete a mi newsletter que a lo mejor te cuento algo que te hace click en el cerebro y te evito un disgusto, piensa que si has llegado hasta aquí, es que o te mola lo que lees, o eres masoquista).

El dinero me cegó, me hizo no entender las necesidades de mi entorno, y créeme que nuestro entorno tiene necesidades. Pues yo, cabezón.

Hasta que llegó un día que lo cambió todo: el día que lo perdí todo por ser subnormal. Me hackearon la wallet donde tenía el dinero de las criptomonedas por idiota, por descuidado, por SOBRADO. ¿Y qué paso? Pues que me quedé sin dinero cripto y por ende, sin dinero para aguantar el negocio. Cerramos la tienda con un par de facturas por pagar, sin dinero, sin derecho a paro ni a ayudas… sin nada.

No teníamos nada, solo ropa cara, joyas, aparatos electrónicos y coche. Lo malvendimos todo para pagar deudas y vivir 3 meses. Decidí hacer un par de inversiones en shitcoins que no resultaron del todo bien… deudas, multas por exceso de velocidad y mal estacionamiento, embargos… ruina mala.

Y llegó el día más triste de mi vida: el día en el que mi padre me vio tan mal que me ofreció malvender el coche que le regalé para así comprar uno de segunda mano (lo necesitaba para trabajar) y yo quedarme con la diferencia para poder salir adelante, me dijo que confiaba en mi, que sabía mis capacidades y sabía que triunfaría de nuevo… es ahí donde verdaderamente me di cuenta de dónde estaba: en la mierda absoluta.

Así que le hice una promesa a mis padres, en agradecimiento por su voluntad en vender el coche que tanta ilusión les hizo cuando se lo regalé: les dije que me iba a levantar, que iba a volver a hacer marketing del bueno y a ayudar a la gente a posicionar sus negocios, que iba a cambiar vidas gracias a mi ayuda, que iba a cambiar la mentalidad de mucha gente que quiere emprender pero no sabe por donde empezar, pero esta vez lo iba a hacer bajo mi marca personal, superando mis miedos, desde 0 con todo lo que ello conlleva (hoy parece que si no tienes x número de seguidores no eres bueno, en mi caso, siempre he estado a la sombra de las empresas que me contrataban, por eso voy a demostrar que desde 0 se puede reventar el mercado, con mi ejemplo), haciéndome un hueco y un nombre entre los mejores, porque he sido de los mejores en la sombra.

Te va a sonar a tópico esto que te voy a decir para concluir, pero esto no lo hago por el dinero – no me vayas a venir diciendo que te trabaje gratis que te veo venir, pillín-, el dinero es una consecuencia de lo que hago, es la consecuencia de hacer un buen trabajo que pueda servirle a alguien, yo sólo trabajo para que tú ganes, por eso, yo ganaré. Esto lo hago para ayudar a todos aquellos que tienen miedo a emprender, a todos aquellos que no saben por donde empezar, a todos aquellos que no saben hacer marketing digital, que no saben hacer una campaña de meta ads o SEO, yo los voy a ayudar, los voy a servir, les voy a dar todo mi conocimiento y cariño, pero sobre todo lo hago por mantener mi promesa de comprar una casa y un coche nuevo a aquellos que siempre apostaron por mi…

Así que en realidad,

esto #lohagopormispadres.

Te voy a contar cosas muy chulas sobre marketing

Te prometo que no voy a ser un pesado y si no veo algo interesante que contarte no te voy a mandar nada

INFORMACIÓN BÁSICA SOBRE PROTECCIÓN DE DATOS
Responsable: Rai Lomer (www.railomer.com)
Finalidad: Gestionar y enviar información de boletines y promociones a través de correo electrónico.
Legitimación: Consentimiento del interesado.
DESTINATARIOS: No se cederán a terceros salvo obligación legal.
DERECHOS: Puedes ejercitar en cualquier momento tus derechos de acceso, rectificación, supresión, oposición y demás derechos legalmente establecidos a través del siguiente e-mail: hola@railomer.com
INFORMACIÓN ADICIONAL: Puedes consultar la información adicional y detallada sobre protección de datos aquí: https://railomer.com/aviso-legal/